Me pasa cada día que, a veces sonrío al recordar las muchas historias que he leído a lo largo de mi vida.
Frases, pasajes, escenas, diálogos, momentos, todo lo que se plasma dentro de las páginas forma parte de un todo.
Tengo la fortuna de tener un bonito librero con una selección de libros que me gustan mucho, que he disfrutado y alguno más que algún día voy a darme tiempo de leer; lo que no hay entre las repisas son los recuerdos de historias que no fueron hechas para mí, ¿cómo es esto? algo tan sencillo como decir: este libro no me gustó.
Las redes sociales son tanto beneficiosas como desastrosas, a mí muchas veces me causan conflictos emocionales y me veo con la necesidad de alejarme, hay cosas que me molestan mucho, y que me digo que no necesito en mi vida, muchas veces basta con un unfollow, con bloquear o silenciar y listo, el problema está resuelto.
Y algo que no me gusta es la gente que conserva aquellos libros que no les gustaron y se toman tiempo de hacerles sesiones de fotos bellísimas con sus portadas llamativas, de pasta dura, para agregar al final que es uno de los peores libros que leyeron y el tiempo pasa y lo sigues viendo en sus fotos solo porque su belleza le da un mejor aspecto a lo que comparten.
¿Qué necesidad de hacer eso?
Cada quién es libre de hacer de con sus libros lo que quiera, y es cierto.
Si un libro no me gusta, no me llena, no me hace sonreír, no es para mí, y va para afuera, así de simple así de fácil.
Intercambio, vendo, regalo, todo es una buena opción cuando se trata de dejarlo en manos de alguien que va a disfrutarlo más, de que llegue a las manos correctas, no de tenerlo estancado para acumular polvo, no de privarlo de estar en el lugar al que debe llegar.
Los libros son para leer, para vivir sus historias, re-descubrirlas, mirar con atención los detalles, ver una película en tu mente donde cada detalle es controlado por ti.
Si un libro te trae buenos recuerdos ve por él, tómalo, abre sus páginas, vuelve a vivir la historia, recuerda aquello que disfrutaste, déjate sorprender de nuevo por aquellas palabras que cobran vida en tu mente, reencuentrate con un buen amigo.
Los libros son para leer, no para coleccionar, mostrar, adornar, exhibir.
Los libros están llenos de magia que nunca se acaba.
Déjalos estar si son para ti, porque, de otra manera, no están cumpliendo su función en el mundo.
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